La pandemia de la covid nos ha enseñado la importancia de este sencillo pero efectivo gesto. Lavarse correctamente las manos con frecuencia es una forma sencilla a la hora de evitar la propagación de infecciones y enfermedades. Las manos son una de las principales vías de transmisión de microorganismos, como bacterias, virus y parásitos que pueden causar diversas enfermedades.
Entre las enfermedades que pueden transmitirse por una inadecuada higiene de manos se encuentran:
Infecciones respiratorias: como la gripe y el resfriado común, que se propagan por las gotículas expulsadas al hablar, toser o estornudar. Si nos tocamos la nariz, la boca o los ojos con las manos sucias, podemos contraer estas enfermedades.
Gastroenteritis: causada por bacterias como la salmonella y el E. coli, presentes en alimentos y superficies contaminadas. Si no nos lavamos las manos antes de comer o manipular alimentos, podemos ingerir estos microorganismos y sufrir una intoxicación alimentaria.
Hepatitis A: un virus que se transmite por la ingestión de agua y alimentos contaminados con heces humanas. Si no nos lavamos las manos después de ir al baño, podemos propagar este virus.
Conjuntivitis: una inflamación ocular que puede ser causada por bacterias y virus si tocamos nuestros ojos con las manos sucias.
Infecciones cutáneas: si no nos lavamos las manos regularmente, es posible transferir estas bacterias de una parte del cuerpo a otra y provocar una infección.

Por tanto, para evitar estas patologías, es importante lavarse las manos con agua y jabón durante al menos 20 segundos, frotando bien las palmas, el dorso, los dedos y las uñas. Además, es recomendable lavarse las manos después de ir al baño, antes de comer, después de manipular alimentos crudos, después de toser o estornudar, después de estar en contacto con personas enfermas o después de tocar animales.