El déficit de vitamina D puede considerarse un problema de salud pública.
Según un estudio publicado en la revista Scientific Reports (Nature), el 75% de la población tendría unos niveles deficientes de vitamina D, cifra que alcanza el 80% en el caso de los jóvenes.
Aunque no hay una conclusión clara, el origen de esta circunstancia puede ser debida a algunos factores como llevar una dieta insuficiente o una carencia en la exposición solar.
Los efectos del déficit de vitamina D pueden ser perjudiciales para la salud y pueden aumentar el riesgo de padecer enfermedades relacionadas con la salud ósea, además de diabetes, hipertensión y la depresión.
¿Cómo solucionar y prevenir este déficit?
De forma general, debemos aumentar de manera saludable la exposición al sol y consumir alimentos ricos en vitamina D.
La vitamina D se produce naturalmente en la piel cuando se expone a la luz solar. Por lo tanto, pasar al menos 10-15 minutos al sol cada día puede ser suficiente para obtener una cantidad adecuada de vitamina D. En invierno, aunque estemos más cubiertos por prendas, la exposición en cara y manos también nos hace producir vitamina D. Es importante tener en cuenta que la exposición al sol en exceso puede ser perjudicial para la piel.
En cuanto a la alimentación, podemos afirmar que la vitamina D se encuentra en ciertos alimentos en cuyo consumo debemos incidir:
Los alimentos recomendados son, principalmente pescados como el atún, la caballa o el arenque y los huevos, la leche fortificada y los cereales.
Si, tras una analítica, su médico detecta un déficit relevante de Vitamina D, puede recomendarle tomar algún tipo de suplementación.